LAOS
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   LAOS I


  





 

Llegada:  sábado 29 de mayo de 2004

Salida:  sábado 12 de junio de 2004


Distancia: entre Madrid y Chong Mek, frontera entre Tailandia y Laos: 40.640 kms en 241 días.

Recorrido: Pakse, Champasak, Savannakhet, Lao Bao, Tha Khaek, Cao Treo, Ventianne, Luang Prabang, Luang Nam Tha, Muang Sing, Houai Xai (frontera con Tailandia a través del mekong). Total: 3.155 kms en 14 días.





Domingo 30-05-04 1930 hs. Desde Pakse (Laos)

Una vez conseguido el visado para Vietnam y otro para Laos, el martes dejamos Phnom Penh no sin antes tener un encuentro con las autoridades policiales de la ciudad por girar en un sitio prohibido. Según me indica uno de los ocho policías que aparecen en moto en cuestión de segundos, la señal evidentemente existe pero está escondida detrás de unos árboles y a una distancia de no menos de cincuenta metros antes del cruce. Después de la amenaza de multa viene el correspondiente pedido de dinero, mientras los coches locales giran y retoman donde quieren delante mismo de las narices de los policías. Ante nuestra negativa a darles dinero sin comprobante a cambio, nos dejan ir con muy mala cara.

Hemos visto relativamente pocos coches hasta ahora en Camboya, tanto en la carretera como en Siem Reap y en Phnom Penh, pero lo realmente llamativo es que la gran mayoría son nuevos y abundan las camionetas y los todoterreno. Coches viejos casi no hay, es como si la gente hubiese empezado a comprar coches hace nada más que cuatro o cinco años atrás. Lo que sí abundan son las motos, pueden llevar desde cerdos acostados con las patas hacia arriba detrás del conductor a familias enteras de hasta cuatro o cinco integrantes a la vez.

Por la noche paramos en Battambang, un pequeño pueblo polvoriento con muchos monasterios alrededor, por lo que se ven monjes por todas partes. Cenamos en un restaurante local y ni bien nos sentamos se nos acercan 8 personas a la vez para atendernos. Están haciendo una promoción de cerveza y tres chicas con uniforme nos ofrecen distintas marcas: Angkor (de Camboya), Tiger (de Singapur) y San Miguel (de España !!!). El menú incluye víbora, y vaya a saber de que bicho es la carne que pido...

En la mañana del miércoles volvemos a cruzar la frontera por Poipet/Aranya Prathet para entrar en Tailandia. El encargado de sellarnos el Carnet de Passage del lado camboyano está durmiendo la siesta, es la una y cuarto del mediodía y el calor es tremendo. Mientras Luisa saca fotos de todo aquello que se mueve por la calle, un policía me invita a pasar a una oficina en donde están mirando televisión. El oficial de la aduana que tiene que firmar el Carnet de Passage aparece a las dos de la tarde y es el mismo que cuando entramos intentó sacarme dinero por no tener el permiso de la Aduana de Phnom Penh para entrar con el coche a Camboya. Ni bien me ve se acuerda de mi, y sin dirigirme la palabra me sella el Carnet de Passage.

Estamos otra vez en Tailandia y decidimos pasar la noche en Surin, una ciudad preparada para el turismo debido a que muy cerca de allí hay tres ruinas arqueológicas del Imperio Khmer junto a la frontera con Camboya, aunque la única algo interesante es Bay Kream. Por la mañana visitamos también otro conjunto arqueológico, Muang Tham y Phanom Rung y realmente vale la pena acercarse hasta ellos, están restaurados, se llega en coche y no requieren ningún esfuerzo físico para visitarlos, más allá del calor que casi me desintegra.

A sólo 20 kms de Surin hay varias aldeas en donde las mujeres se dedican a la cría del gusano de seda y bajo el alero de sus casas tienen sus telares en donde trabajan este precioso hilado. Se las puede ver en esta época porque de julio a enero trabajan en el campo. Hacia allí nos dirigimos y gracias a la insistencia de Luisa que nunca se cansa de preguntar, máxime que aquí nadie habla otro idioma que no sea thai, conseguimos que un hombre nos guíe en su moto hasta una casa en donde se dedican a la cría del gusano de seda.

En una bandeja de ratán vemos normes cantidades de huevos microscópicos, en otra hay gusanos de unos seis cms de largo alimentándose de la hoja de la morera y colgando del techo, hay manojos de ramas en donde colocan a los capullos mientras fabrican la seda antes de ser echados al agua hirviendo. De esta forma se puede separar el capullo del gusano, que terminan en la mesa como aperitivo. Una experiencia muy interesante, en especial porque la gente del lugar es muy agradable a pesar de poder comunicarnos sólo mediante gestos y sonrisas.

Ayer por la mañana cruzamos la frontera entre Tailandia y Laos sin ningún problema y llegamos por la tarde aquí, a Pakse.



Khouang Si Falls en Luang Prabang

Niñas llevando agua a sus casas

Chozas a ambos lados de la carretera en el camino de montaña entre Vientiane y Luang Prabang


Los perros son llevados a Vietnam en condiciones penosas

Tha Khaek, ninguna actividad legal puede generar suficientes beneficios como para vivir en este tipo de mansiones

Savannakhet, plaza central de la ciudad

Pakse, cruzando el Mekong en balsa al regreso de visitar las ruinas de Wat Phu Champasak

Una calle de Pakse, que también podría ser de cualquier ciudad de Laos

Carretera a Huay Xai
Savannakhet, medio de transporte típico





Viernes 04-06-04 1820 hs Desde Vientiane

Pakse es un pequeño pueblo situado a 145 kms de la frontera entre Tailandia y Laos. Posee una cierta infraestructura turística por ser el paso obligado para aquellos viajeros que cruzan la frontera entre ambos países o que se dirigen a visitar las ruinas Jemeres de Wat Phu Champasak.

Desde aquí recorremos los 320 kms que nos separan de Savannakhet, la segunda ciudad más importante de Laos después de la capital. Desde un punto de vista turístico, la ciudad carece de atractivos. Su importancia se debe a que por aquí pasa la mayor parte del comercio entre Tailandia y Vietnam, pero la ciudad en sí no tiene nada de especial.

Entre casas bajas de madera y restos de construcciones de estilo francés que datan de la época colonial, la mayoría de ellos muy deteriorados, sorprenden las construcciones nuevas que se ven en la parte este de la ciudad. Son edificaciones de una o dos plantas destinadas a viviendas que cuentan con enormes locales comerciales en los bajos, la mayoría de ellos con símbolos chinos en el frente y que ofrecen todo tipo de mercancía especialmente de importación. Creo no equivocarme si digo que se trata de gente que llegó a la ciudad con recursos económicos propios, atraída por la posibilidad de ganar dinero a través del comercio.

Savannakhet está situada a 250 kms de Lao Bao, frontera con Vietnam y hacia allí nos dirigimos para continuar nuestro viaje. Una decepción, los vietnamitas no nos dejan entrar con el coche porque se supone que debemos tener un permiso especial del Ministerio de Policía de Hanoi.

A decir verdad, José, el vasco que nos encontramos en el norte de Pakistán y con quien seguimos en contacto por Internet, ya nos lo había anticipado. Hace un par de semanas quiso cruzar a Vietnam y tuvo el mismo problema, de todas formas decidimos intentarlo pero no hubo forma de convencer a los guardias vietnamitas.

Regresamos camino de Savannakhet y pasamos la noche en Tha Khaek a unos 120 kms al norte, también junto a la frontera con Tailandia al otro lado del Mekong. Se trata de una pequeña ciudad de 68.000 habitantes, más o menos la misma población que Pakse y la mitad de Savannakhet, pero a diferencia de estas dos, ni tiene ruinas arqueológicas en los alrededores ni tampoco comunicación directa por carretera con Vietnam. Más que ciudad, es un pueblo polvoriento y bastante pobre.

Lo realmente sorprendente de Tha Khaek son las mansiones (o palacios) recién construidos que allí se pueden ver, no más de ocho o diez, como así también una docena de edificios de apartamentos nuevos de dos o tres plantas. Tanto las mansiones (y no exagero a la hora de calificarlas) como los apartamentos están vallados y rodeados de grandes jardines muy bien cuidados, cuentan con juegos para niños y en todos ellos se pueden ver aparcados coches nuevos de gama alta, todoterrenos y camionetas.

La pregunta es: quien vive en estas casas ? Entramos con el coche en el primer edificio de apartamentos que vemos sobre la carretera pensando que es un hotel. Después de atravesar los jardines, aparcamos junto a la entrada y aparece un hombre de rasgos asiáticos aunque no podemos determinar si es laosiano, vietnamita o quizás tailandés. En inglés nos dice que se trata de viviendas particulares, pero lo más llamativo es que aparte del reloj y las cadenas de oro, lleva puesta una camiseta blanca que dice nada menos que Bahamas !!!

Seguimos por la carretera y aparcamos junto a una mansión. Le preguntamos quién vive allí a una chica que tiene un puesto de venta de frutas en la calle, y nos contesta que un vietnamita... En un sitio pobre como éste y alejado de la civilización, en donde la gente vive en chozas de madera y subsiste gracias al cultivo de arroz, nadie que se dedique a una actividad legal puede tener semejante nivel de vida. Ya no se trata solamente de algo insultante en medio de tanta pobreza, sino que también resulta inexplicable. Y eso que estamos en un país comunista !!!

De Tha Khaek nos vamos a Cao Treo, frontera con Vietnam, para ver si por este cruce tenemos ahora más suerte que en Lao Bao. Recorremos 300 kms para que otro vietnamita nos impida nuevamente la entrada con el coche con el mismo argumento, o tenemos el permiso de Hanoi o el coche se queda en la frontera...

Camino de la frontera, adelantamos en la carretera a dos camiones que van cargados de jaulas llenas de perros apiñados como sardinas en lata. Suponemos que van a Vietnam, porque allí la carne de perro es muy apreciada, y no nos equivocamos. Cuando salimos de la frontera, vemos aparecer a uno de los camiones que cruza el puesto fronterizo de Laos para entrar en Vietnam.

Los perros no dejan de ladrar en ningún momento, van en condiciones lamentables, bajo un sol abrasador, sin agua, casi sin poder moverse y vaya uno a saber las horas que llevan así. Si bien nosotros no somos amantes de los animales, la verdad es que el trato que reciben estos pobres perros es lamentable.

Volvemos en dirección de Tha Khaek y después de hacer 110 kms más hacia el norte, llegamos a Paksan en donde pasamos la noche. Es la capital de la provincia de Bolikhamsai, tiene 35.000 habitantes pero aquí sí que no hay nada de nada, sólo mosquitos, gigantescas cucarachas voladoras, escarabajos, lagartijas y todo tipo de insectos que escapan a nuestros vagos conocimientos sobre la materia.

Ayer jueves al mediodía llegamos a Vientiane, capital de la República Democrática Popular de Laos (LPDR). Alrededor de 150.000 habitantes viven en esta ciudad, que en realidad es un pueblo grande. Lo primero que hacemos es dirigirnos a la Embajada de Vietnam para averiguar en donde hay que gestionar el permiso para entrar con el coche. Como no tienen ni idea, nos sugieren que vayamos hasta la frontera...

La conversación se transforma pronto en una discusión, y llega un momento en que pensamos que nos echarán a patadas de allí. Insisto en que están equivocados al sugerirnos que nos dirijamos a la frontera por el permiso, pero lo toman como que los tratamos de mentirosos !!! Cuando ya nos estamos por ir, el vietnamita que más discute con nosotros nos enseña unas hojas escritas en su idioma en donde según él, el permiso debemos solicitarlo en Hanoi.

Pues bien, nada más nos queda por hacer aquí en la Embajada y la única alternativa que tenemos es contactar a través de Internet con alguna agencia de Hanoi que nos pueda tramitar el permiso. En eso estamos, pero dudo que consigamos algo.

Dedicamos el día de hoy a recorrer los sitios turísticos de Vientiane, es decir, los templos budistas porque no hay muchas más cosas por aquí. La ciudad es baja, con anchas avenidas, pocos coches y motocicletas, y en general mucho menos desarrollada que Phnom Penh (Camboya).