BRASIL
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Llegada: 
viernes 12 de noviembre de 2004

Salida:  martes 21 de diciembre de 2004
 

 

 

 


Recorrido: 
Bela Vista (frontera con Paraguay), Bonito, Campo Grande, Cuiaba, El Pantanal, Goiania, Brasilia, Teresina, Jericoacoara, Fortaleza, Natal, Olinda, Maceio, Salvador, Porto Seguro, Vitoria, Buzios, Río de Janeiro, Sao Paulo, Curitiba, Florianópolis, Pelotas y Chuí.  Total: 12.978 kms recorridos en 39 días.



Martes 23.11.04  2000 hs  Desde Teresina (Estado de Piauí)

Primera crónica en directo desde Brasil. Entramos desde Paraguay el pasado viernes 12 a través de la ciudad de Bela Vista. En el puesto fronterizo sólo controlan el paso de mercancías, mientras que los ciudadanos de ambos países pueden cruzar libremente de un lado al otro. Al no haber control de inmigración, nadie nos selló el pasaporte. Nos sugirieron que fuésemos hasta Campo Grande en donde  hay una Delegación de la Policía Federal, que es la encargada de estos asuntos. 

Antes de dirigirnos hacia allí, nos desviamos 145 kms hasta un pueblo llamado Bonito, un sitio pintoresco que en los últimos años ha experimentado un auge gracias al ecoturismo. El inconveniente para nosotros es que varias de las bellezas naturales que merecen ser visitadas están dentro de las Fazendas (enormes extensiones de tierra de propiedad privada). Para entrar allí hay que hacerlo con los guías turísticos de las agencias y por ende contratar un tour organizado.

Seguimos viaje hacia Campo Grande, 420 kms al noreste siempre dentro del estado de Mato Grosso do Sul. Mato Grosso significa sabana, monte despoblado con tupida maleza, aunque en los últimos años se han abierto extensas áreas para el desarrollo de la agricultura. Es la zona con más cultivos de soja del país (Brasil es el segundo exportador mundial) y produce el 12% del volumen agrícola nacional. Desplazarse por sus carreteras y caminos es atravesar enormes extensiones de terreno cultivado, inmensos latifundios cuyos límites se pierden en el horizonte, sólo interrumpidos por los silos propiedad de las multinacionales Cargill y Bunge. 

Generalmente entre el borde de las carreteras o caminos y la cerca o alambrada que delimita la propiedad de los campos, hay varios metros de tierra que pertenecen al Estado. Pues bien, es muy común encontrarse en estos sitios con asentamientos de chozas en medio del barro, levantadas con cuatro troncos y cubiertas con plásticos a los costados y el techo de paja. En ellas viven familias enteras que pertenecen al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). Creado en el año 1985 por un grupo católico (obviamente que el Vaticano no tuvo nada que ver en esto...), lucha por la reforma agraria en un país en donde el 1% de los terratenientes posee casi la mitad de la tierra cultivable, y alrededor del 40 % de esa tierra no está cultivada. 

Una vez en Campo Grande, fuimos hasta la policía federal para tratar de que nos sellaran los pasaportes. Como era sábado, nos dijeron que en el aeropuerto de la ciudad había un oficial de turno. Nos dirigimos hacia allí y después de explicarle nuestra situación, que habíamos entrado el día anterior por Bela Vista y que ahí no había control de inmigración, por suerte nos selló los pasaportes y sobre el coche no nos dijo absolutamente nada. El domingo salimos hacia Cuiaba, aproximadamente unos 700 kms al noroeste de Campo Grande, capital del estado de Mato Grosso y puerta de entrada para visitar El Pantanal a través de la Transpantaneira.



Bonito, todas las cabinas telefónicas del pueblo están adornadas con animales o pájaros




Calle colorida de Cuiaba



EL PANTANAL



Entrada a la Transpantaneira



Uno de los 118 puentes de madera...
 


Cientos de yacarés en los pantanos




Otro puente... y éste era de los mejores !!!



Tratando de sacar un camión atascado en el barro


Se trata de una extensa área de pantanos que ocupa una superficie similar a la mitad de Francia, la mitad pertenecen a Bolivia y Paraguay y el resto a Brasil (estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul). El Pantanal tiene muy pocos habitantes, quienes viven generalmente en las fazendas, y ninguna ciudad o pueblo. La única carretera que se interna es la Transpantaneira, un camino sin pavimento de 145 kms de extensión que va desde Poconé hasta Porto Jofre y en el que hay que atravesar 118 puentes de madera, uno en peor estado que el otro. En realidad, más que un pantano es una inmensa llanura que se inunda periódicamente. Situado a 100 o 200 mts sobre el nivel del mar, el Pantanal está rodeado por tierras de mayor altitud desde donde bajan las aguas para formar el río Paraguay y sus afluentes. En la época de lluvias, de octubre a marzo, los ríos se desbordan e inundan la mayor parte de las tierras bajas del Pantanal alcanzando su cota máxima de 3 metros en enero o febrero. Cada diez años, más o menos, se producen inundaciones catastróficas que acaban con la vida de personas y animales. De esto me enteré después, sino al menos hubiese averiguado antes de ir cuando fue la última gran inundación para echar cuentas...

El lunes pasado hicimos desde Cuiaba unos 100 kms por carretera pavimentada y trás un desvío de 17 kms por tierra, arribamos finalmente a Poconé, puerta de entrada a la Transpantaneira. Como no podía ser de otra manera, llegamos recién alrededor de las dos de la tarde, cuando los 3 o 4 coches que habían decidido visitar el Pantanal ese mismo día ya estaban de regreso. Pero claro, nuestra idea, o mejor dicho la de Luisa, era pasar la noche en el hotel que hay en Porto Jofre, al final del camino. 

A continuación, sigue Luisa en el relato: 
Durante el trayecto íbamos despacio observando la increíble fauna
(desde dentro del coche, por supuesto) justito ahí nomás yacarés al lado de la carretera, unos enormes animales peludos parecidos a las nutrias, halcones, lobos, armadillos, víboras, etc... y Lopez preguntándome que desde cuando yo me sentía atraída por la naturaleza animal..... (efectivamente, Lopez soy yo). La verdad no es que me encante, ya que con sólo la picadura de un mosquito se me llena el cuerpo de ronchas, pero no es para despreciar esta oportunidad de atravesar uno de los lugares más húmedos del planeta, en donde se concentra una enorme variedad de especies y están más a la vista que en el Amazonas, ya que se trata de pantanos y malezas y no de selva tupida en donde los animales se esconden. Incluso nos detuvimos a ayudar a un camión que transportaba gente a una hacienda y se había quedado hundido en un pequeño trecho de barro. Lopez sacó su pala comprada en el Leroy & Merlin y su superpotente Hi Lift y la gente se puso manos a la obra para levantar al camión, pero sólo salió cuando otro camión tiró de él. Así pasaron las horas y hasta aquí todo iba bien.  

Lo peor vino cuando llegó la noche. Al final de la carretera que termina junto a un río en medio de la jungla, el único hotel del que yo tenía conocimiento estaba cerrado ya que de noviembre a marzo no abren por las lluvias. De qué lluvias??? me preguntaba yo ... si el camino está seco y los pantanos no tienen mucha agua aún..... Aunque cansados pero no habiendo donde dormir, decidimos desandar los 250 kms (150 de tierra) hasta Cuiaba. Lopez encendió el cigarrillo número mil y rapidamente iniciamos la vuelta a toda pastilla por la polvorienta carretera.

No pasaron más de 20 kms y Lopez bajó la velocidad porque advirtió que el coche no se agarraba mucho. De repente, me doy cuenta de que vamos a parar sobre unos altos arbustos a un costado del camino. Yo, ingenuamente pregunto: Paras a mear ???? La respuesta es: NO! nos deslizamos porque perdimos tracción... Inmediatamente vino la prueba de fuego, Lopez abrió la puerta del coche y al poner el pie en tierra, se le hundió como si lo hubiera metido en dulce de leche. Estamos fritos ....parece que cayó una buena lluvia detrás de nuestro paso y ahora al volver, de noche y muy oscuro, tenemos que bailar en el chocolate que hay aquí....

Lopez encendió el cigarrillo número 1020 y después de largarme el rollo de que "esto me sirva para cuando tenga que escoger caminos de tierra, que me entere antes la época de lluvias..." y bla... bla.... Puso primera y llevó el coche a paso de hombre. Hubo momentos en que el coche no respondía y nos íbamos de costado, deslizándonos como si estuviéramos esquiando. Lopez apretaba el embrague, no pisaba el freno y con fuerza volanteaba para el lado contrario al que íbamos patinando... hasta que lograba enderezar el coche y seguir adelante, o meterlo en una rodera para evitar patinar sin control.

Yo evitaba pensar que a los lados de la carretera estaban los pantanos llenos de yacarés y se me ponían los pelos de punta cuando nos acercábamos a cada puente de madera temiendo que el coche se fuese de costado y en lugar de agarrarse a los tablones del puente nos fuésemos al agua, quien se baja del coche con la fauna allí abajo, si es que no nos hundíamos  ???

En medio de uno de los 118 puentes (la cifra la saqué de un folleto de publicidad del pantanal) sentimos debajo del Toyota el ruido infernal de las maderas golpeando los bajos, BUM... BUM... BUM... Lopez frenó y retrocedió pensando que el puente se caía. Yo, que había oído el ruido en la parte trasera, pensé: Noooo...para atrás, tira pa´lante antes que se caiga. Pero Lopez ya había retrocedido y yo crucé los dedos deseando que lo peor, es decir que las maderas del puente se hubiesen caído, no sucediese........

Cuando el coche pisó tierra firme, nos miramos y dedujimos que habíamos levantado un tablón al pasar, y éste había golpeado abajo. En la oscuridad, Lopez bajó con su mini linterna de Coronel Tapioca (regalo de los Bertilotti-Lopez) y se metió rápidamente diciendo que todo parecía estar bien.

Tardamos más de una hora en hacer algo menos de 20 kms de barrizal, rogando por dentro que no fuese a llover y que ya hubiese pasado el chubasco que dejó el camino en ese estado. Y los kilómetros  siguientes, si bien no estaban en tan mal estado, teníamos que ir despacio porque había zonas muy difíciles de transitar.

Los zorros y otros animales que no reconocí, se paralizaban ante las luces del coche y otros corrían delante, pero lo más ezpeluznante eran los cientos de ojos amarillos y rojos brillantes que asomaban del agua del pantanal en la oscuridad, los yacarés seguían allí y se escuchaba cuando se zambullían al agua en busca de una presa!!!.....

Eran las 19:30 hs cuando comenzamos a desandar el camino (260 kms) y llegamos a la 1,00 de la madrugada a Cuiabá !!!  Lopez controló el coche mejor que el capitán del Titanic, pero creo que no quiere ver más caminos de tierra por mucho tiempo...
(especialmente si llueve o está por llover !!!)

Epílogo: el jueves pasado llevamos el coche a la concesionaria de Toyota en Brasilia porque perdía liquído por la caja de dirección. Cuando levantaron el coche, no podían dar crédito a lo que veían: un tablón de madera de cuarente cms de largo por veinte de ancho, enganchado en los bajos del coche y sostenido por el cable del freno de mano !!! Nos pidieron permiso para sacarle fotos... Lopez se está reponiendo de los 2000 cigarrillos que se fumó esa noche y yo aún sigo alucinando con los ojos de los yacares en la oscuridad...hasta he soñado con eso !!!